La epilepsia es una de las enfermedades neurológicas que más ha llamado la atención de la medicina porque puede aparecer en mujeres y hombres, de cualquier edad o raza. Ahora bien, ¿qué es la epilepsia? Se trata de una enfermedad crónica cerebral que se genera por la descarga exagerada y anormal de impulsos eléctricos de ciertas neuronas del Sistema Nervioso Central, desatando las llamadas crisis epilépticas.
Por lo general, los síntomas que poseen los pacientes pueden variar mucho, aunque básicamente predomina la confusión cerebral, los movimientos espasmódicos de brazos y piernas, episodios de ausencia, pérdida de la conciencia o el conocimiento y manifestaciones psíquicas (miedo o ansiedad).
Algunos individuos pueden permanecer con la mirada fija por algunos segundos, durante el proceso de la convulsión; mientras que otros presentan contracciones continuas de las piernas y brazos. En ciertos escenarios, una persona podría tener solo una convulsión, pero esto no es suficiente para llegar a un diagnóstico de epilepsia.
Los especialistas suelen recomendar el uso de medicamentos e incluso la aplicación de una cirugía para controlar la patología. En muchos casos requiere un tratamiento de por vida, en el que el tratamiento convencional se puede combinar con otros métodos alternativos, como la implantología auricular, para ofrecer unos resultados óptimos y prolongados.
Esta metodología consiste en la colocación de unas agujas diminutas elaboradas en titanio, sobre el pabellón de la oreja. Desde allí provocará estímulos de forma permanente, que llegan directamente al cerebro, para que mejore la actividad del organismo y proporcione bienestar y calidad de vida al paciente.
¿Qué provoca los ataques epilépticos?
Hasta ahora, esta enfermedad crónica no posee una causa específica en la mitad de los casos que llegan a los consultorios. En el resto se podría justificar por diferentes factores que podrían provocar los ataques epilépticos, entre ellos:
- Influencia genética: algunos tipos de epilepsia, que son identificados por la convulsión que padece o la zona cerebral afectada, son hereditarios.
Los investigadores han relacionado el problema con genes específicos, pero en muchas situaciones la información genética es solo una causa. Es decir, ciertos genes hacen que una persona sea más sensible al entorno, haciendo que sufra convulsiones.
- Enfermedades cerebrales: los accidentes cerebrovasculares o los tumores pueden generar la epilepsia. Por lo general, los primeros son la principal causa de esta patología en adultos mayores de 35 años.
- Traumatismo craneal: los impactos fuertes recibidos en la cabeza en un accidente o una lesión traumática también pueden producir este problema.
- Infecciones: el sida, la meningitis y la encefalitis viral contribuyen a la aparición de la epilepsia.
- Lesiones prenatales: antes de nacer, los niños son vulnerables a sufrir un daño cerebral por la mala nutrición de la madre, procesos infecciosos o deficiencia de oxígeno. Esto favorece el desarrollo de la epilepsia o la parálisis cerebral infantil.
- Trastornos del desarrollo: en ocasiones, se asocia a otros problemas como la neurofibromatosis o el autismo.
Qué es la epilepsia: síntomas y causas
La epilepsia se caracteriza por la descarga exagerada y anormal de impulsos eléctricos que ocurre en algunas células nerviosas del Sistema Nervioso Central. Los síntomas varían en cada paciente porque dependerá directamente de la zona cerebral en la cual se origina la descarga y su frecuencia puede ser tanto una vez en el año, como varias veces en un día.
Hasta ahora, se considera como el tercer trastorno neurológico más común en la población, después de los accidentes cerebrovasculares cerebrales (ictus) y de las demencias. Las estadísticas destacan que es posible que cualquier individuo desarrolle la enfermedad, aunque se ha registrado que tres de cada cuatro casos empiezan antes de los 18 años.
No hay ninguna cura definitiva, ni nada que ayude a prevenirla en muchas situaciones; pero queda confiar en los avances de la medicina y el poder de las terapias alternativas, como la Auriculoterapia Avanzada, para reestablecer la calidad de vida del paciente.
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