La neurotoxicidad supone el deterioro progresivo del cerebro, lo cual está relacionado con trastornos neurológicos como la enfermedad de Alzheimer o Parkinson. La buena noticia es que no solo existe un tratamiento alternativo para estas patologías, sino que también puede protegerse previamente de la intoxicación. Desde Centro de Medicina Neuro-Regenerativa desgranaremos todo lo relativo a este tema para aumentar su tranquilidad.
¿Qué es la neurotoxicidad y cuáles son sus síntomas?
La neurotoxicidad es un concepto que alude a la alteración sufrida por el sistema nervioso. Se produce cuando este queda expuesto a sustancias tóxicas y nocivas, las llamadas neurotoxinas. Dichas sustancias pueden tener un origen natural o artificial (contaminación ambiental, metales pesados, productos químicos…). En cantidades muy elevadas suelen derivar en daños y alteraciones del tejido nervioso, así como la muerte de células transmisoras (neurotransmisores) y neuronas. Es decir, que las neurotoxinas destruyen a las neuronas encargadas de transmitir la información desde el cerebro al resto del organismo.
Las sustancias neurotóxicas provocan tres tipos de alteraciones: sensoriales, motoras y cognitivas. En términos de sintomatología, podríamos destacar:
- Descoordinación y pérdida del control motor.
- Entumecimiento o debilidad de las extremidades.
- Disfunción del sistema nervioso.
- Disminución de las capacidades cognitivas.
- Pérdidas de visión y memoria.
- Problemas de concentración.
- Delirios y alucinaciones.
- Conductas obsesivo-compulsivas.
- Disfunción sexual.
Dependiendo de la sustancia tóxica, de su vía de exposición y de su concentración, pueden hacerse más evidentes unos que otros. Además, pueden darse de manera temporal, menor o irreversible. En ello también influye la edad de la persona, su estado de salud, sexo o hábito dietético.
¿Cómo proteger a nuestro cerebro de la neurotoxicidad?
Para reducir el riesgo, la prevención debe abordarse desde una perspectiva integral.
Lo principal es dormir bien para que el cuerpo tenga tiempo y se regenere correctamente durante el tiempo de descanso. Así se reducen, además, los niveles de estrés. Este es uno de los factores más importantes. Hay que oxigenar el organismo para que las toxinas se vayan eliminando del cuerpo, del cerebro y del sistema nervioso. Las técnicas de relajación y respiración son muy útiles en este sentido.
Otros aspectos a tener en cuenta son:
- Mejorar la alimentación reduciendo la ingesta de grasas saturadas e hidratos de carbono refinados.
- Realizar ejercicio físico.
- Disminuir el consumo de tabaco y alcohol.
- Hacer un uso responsable de los fármacos.
Por otro lado, los suplementos alimenticios pueden ser de gran utilidad tanto para reducir el estrés como para desinflamar el cerebro: licopeno, quercetina, omega-3, etc. Asimismo, dado que el hígado es el principal depurador del organismo, aquellos complementos enfocados a la mejora de la función hepática colaboran en la eliminación de toxinas. Plantas como el romero y el cardo mariano, o aminoácidos como la colina o el inositol, son muy beneficiosos.
Relación Alzheimer y neurotoxicidad
Enfermedades degenerativas como el alzhéimer pueden venir provocadas por diferentes causas. No obstante, dichas afecciones coinciden en que el sistema nervioso y las células neuronales se ven afectadas. Según diversos estudios, las toxinas presentes en los alimentos, las bebidas, el ambiente, etc., pueden ocasionar daños neuronales capaces de desembocar en apariciones tempranas de patologías graduales y progresivas como el citado alzhéimer, la enfermedad de Parkinson o la ELA (esclerosis lateral amiotrófica), entre otras.
Así pues, una sobreexposición prolongada a las toxinas (hasta el punto de llegar a la neurotoxicidad) puede favorecer el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como las ya mencionadas a edades cada vez más tempranas.
¿Hay cura para las patologías degenerativas?
Por desgracia, todavía no hay una solución definitiva para las patologías degenerativas. De lo que sí disponemos es de tratamientos y alternativas como la auriculopuntura permanente. La auriculoterapia avanzada puede aliviar la sintomatología propia de las afecciones neurodegenerativas. Se utiliza tanto como tratamiento para el alzheimer como para tratamiento del parkinson.
Consiste en la aplicación de agujas permanentes en distintos puntos reflejos del pabellón auditivo, tal y como se hace en reflexología. Realizadas en titanio, las implantamos de forma subcutánea en el cartílago de la oreja sin causarle dolor al usuario, quien no nota que las lleva.
En el oído, tal y como ocurre con la planta de los pies, quedan reflejados los órganos del cuerpo como si de un mapa se tratara. Así, al estimular zonas concretas de la oreja, se puede reducir el dolor de determinada parte del organismo.
Antes de comenzar con el proceso, analizamos de manera exhaustiva e individualizada las necesidades de cada paciente: dolencias, patologías añadidas, antecedentes familiares, etc. Con este estudio podremos saber cuántos microimplantes necesita y dónde debemos colocarlos. La ubicación es clave para lograr la efectividad del tratamiento. Por ello, localizamos los puntos adecuados en cada oreja, ya que cada paciente es distinto. El número dependerá de los síntomas que presente, el estado de la enfermedad o la medicación que tome.
Este tratamiento alternativo tiene un único fin: mejorar la calidad de vida de los pacientes. La implantología auricular puede reducir tanto los síntomas como la medicación, algo fundamental en el día a día del usuario.
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