Cuando pensamos en la enfermedad de Parkinson, lo primero que viene a nuestra cabeza es la sensación de temblor y movimientos descoordinados. No en vano, convivir con esta enfermedad conlleva una serie de trastornos motores que pueden dificultar la vida diaria en un enfermo con Parkinson. Ahora bien, cuáles son los síntomas motores que afecta el Parkinson.
Los síntomas motores de la enfermedad de Parkinson podrían resumirse en cuatro:
- El temblor como ya hemos dicho.
- La inestabilidad postural.
- La rigidez.
- La bradicinesia.
A continuación, pasaremos a explicar cada uno de ellos.
En cuanto al temblor, quizá es el síntoma más evidente. Suele tratarse de movimientos rítmicos hacia adelante y hacia atrás, que logran alcanzar la velocidad de 4 a 6 latidos por cada segundo.
Las primeras partes del cuerpo que suelen verse afectadas por el temblor suelen ser el pie o la mandíbula, pasando con posterioridad a una mano, para más tarde involucrar a ambas manos, especialmente en los dedos pulgar e índice.
También tiene la particularidad de que se da más acusado cuando la persona está en reposo o bajo situaciones de estrés. Por el contrario, cuando el paciente realiza movimientos de manera intencional o duerme, dichos temblores suelen desaparecer.
Normalmente, el temblor suele ser el síntoma motor en Parkinson por excelencia ante el cual el paciente se da cuenta de lo que puede pasarle y decide recibir atención médica. Si encima se acompaña del resto de síntomas, habrá que prestar especial atención.
En cuanto a la inestabilidad postural, esta provoca que los pacientes con enfermedad de Parkinson pierdan el equilibrio con facilidad, propiciando su caída. Si el paciente manifiesta este síntoma motor, es también muy probable que comience en un lado del cuerpo antes de pasar a ambos, como ocurre con los temblores.
Tal es el caso de la rigidez muscular o la resistencia al movimiento, que afecta a la mayoría de pacientes con Parkinson. Además, esta condición provoca dolor y propiciará que los movimientos sean espasmódicos y cortos.
Por último, si el paciente presenta bradicinesia, esto significará que sus movimientos automáticos pierden agilidad, convirtiendo su rutina en algo cada vez más difícil de llevar a cabo. Incluso se apreciará también una disminución en sus expresiones faciales.
En ocasiones, será el propio paciente en el que se dé cuenta de lo que le está pasando. Pero otras muchas veces, serán sus familiares y amigos más cercanos los que antes podrán percatarse de cambios en sus movimientos, simplemente observando las tareas que realiza por rutina.
Qué son los síntomas no motores y qué importancia tienen en el paciente de Parkinson
Aunque bien es cierto que los síntomas motores en Parkinson son siempre los más llamativos y los que más identificamos con la enfermedad de Parkinson, lo cierto es que también conlleva una serie de síntomas no motores que no debemos dejar pasar.
Entre dichos síntomas figuran la apatía, la ansiedad, depresión, el deterioro cognitivo, alucinaciones, delirios y, en última instancia, la demencia. La aparición aislada de uno o más de estos síntomas no tiene que significar necesariamente que se trata de Parkinson.
Pero si aparece acompañado de síntomas motores propios de la enfermedad, será entonces cuando deberíamos activar nuestras alertas y consultar con un profesional para realizar el diagnóstico oportuno y descartar otras posibles patologías.
Asimismo, también deben tenerse en cuenta otros trastornos como el insomnio o la hipersomnia, el síndrome de piernas inquietas, trastornos respiratorios, el estreñimiento, trastornos en la presión arterial, disfunción urinaria y sexual y la pérdida de peso, en otros.
Para paliar dichos síntomas, existen novedosos tratamientos alternativos para mejorar el bienestar y la calidad de vida del paciente, como es el caso de la auriculoterapia avanzada o la implantología auricular.
O dicho de otra manera: acupuntura permanente, mediante la cual se estimulan de forma constante las neuronas con un implante que irá colocado en la oreja, a base de pequeñas agujas de titanio bajo la piel y en el cartílago.
Por lo tanto, deberemos estar muy atentos a otros síntomas menos evidentes pero que pueden ser concluyentes a la hora de determinar si un ser querido puede padecer la enfermedad de Parkinson. A partir de este punto, la familia y el equipo deberán trabajar juntos para adoptar las medidas oportunas.
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