Desde el Centro de Medicina Neuro-Regenerativa nos preocupamos por la dependencia que pueden llegar a sufrir los enfermos que padecen el llamado mal de Parkinson. La posibilidad de un tratamiento alternativo puede ofrece notables resultados que vale la pena conocer y tomar en consideración.
¿Es dependiente una persona con Parkinson?
Antes que nada, es necesario que contemple la enfermedad de Parkinson como un problema neurodegenerativo que presenta síntomas motores y no motores, derivados del déficit de dopamina que se produce al afectarse las neuronas.
Podemos analizar diferentes etapas en el desarrollo de este padecimiento, que nos ayudarán a entender el grado de dependencia que adquirirá el paciente durante el avance de la enfermedad. A medida que el deterioro neuronal va aumentando, el enfermo requerirá de una mayor ayuda de terceros, debido al empeoramiento de su sintomatología.
La autonomía solo es factible en el inicio de la enfermedad, cuando los síntomas motores siguen siendo mínimos, a pesar de los padecimientos que se reflejan en la lentitud de los movimientos del paciente. Por lo general, este puede realizar las actividades acostumbradas, aunque deberá sobrellevar los efectos secundarios de las primeras fases de la enfermedad.
Debe tener en cuenta que el diagnóstico de esta enfermedad puede producir estados depresivos, que no dejan de afectar a la salud del paciente. Estos pueden ser abordados por los especialistas adecuados, con el fin de evitar un empeoramiento rápido de este padecimiento, debido al estrés.
Conforme se van exteriorizando nuevos síntomas, la dependencia del paciente sube de nivel, necesitando ayuda para llevar a cabo acciones de la vida cotidiana, como vestirse, comer, bañarse, etc. Esto implica la necesidad de la figura del cuidador que, en la mayoría de los casos, la conforma un familiar cercano.
Problemas de vivir solo con Parkinson
Si en las etapas iniciales es posible vivir solo con esta enfermedad, además de contar con la medicación, que puede controlar algunos de los síntomas más discapacitantes, es normal experimentar un deterioro progresivo generalizado, que puede dificultar mucho la actividad diaria.
Entre los síntomas asociados al avance del Parkinson hacia una etapa moderada de la enfermedad están los problemas de movilidad o motores. Estos implican desde dificultades para levantarse del asiento o de la cama y desplazarse a cualquier lugar de la casa, debido a la rigidez que experimenta el cuerpo, hasta problemas a la hora de vestirse o abotonarse una camisa.
La torpeza en la marcha es muy común, lo que puede llevar al paciente a caerse con frecuencia o presentar una excesiva lentitud al iniciarla. Por supuesto que en etapas avanzadas resulta muy difícil prepararse la comida e, incluso, la ingesta de alimentos, ya que los enfermos suelen sufrir atragantamientos recurrentes y broncoaspiraciones, que requieren la estrecha vigilancia del cuidador.
Ante los primeros síntomas de la enfermedad, es habitual que el paciente se vea desbordado psicológicamente. La terapia le puede ayudar a comprender mejor su enfermedad y a tolerar los cambios iniciales que experimentará.
Debido a la afectación neuronal, muchas personas con Parkinson padecen alucinaciones. A este síntoma, se añade la dificultad de compaginar nuevos tratamientos para abordar otras enfermedades asociadas a esta.
Independencia y Parkinson: ¿es posible?
Con el tratamiento, se observan, en etapas moderadas de la enfermedad, momentos de independencia intermitente. En ocasiones, el tratamiento contribuye a reducir, de forma significativa, las dificultades motoras, con lo que el paciente parece presentar una mejoría relativa. El problema está en el avance de este padecimiento ante los síntomas de deterioro y la discapacidad que representan.
La independencia es posible en función de cada paciente y del avance de la enfermedad. Por suerte, contamos con tratamientos alternativos que han demostrado una gran eficacia a la hora de detener los síntomas o, al menos, al ralentizarlos.
Existen tratamientos como la auriculoterapia permanente que contribuyen a conservar o mejorar la calidad de vida del paciente, dándole una mayor autonomía y, por tanto, una relativa independencia en muchas de sus actividades diarias, lo que permite subir su autoestima notablemente.
Por otro lado,ofrece la posibilidad de reducir la cantidad de medicamentos y, con ello, los efectos secundarios que producen y que inciden negativamente en el día a día del enfermo. Al verse con esa menor carga de síntomas, podemos hacerle recuperar parte de esa independencia que necesita, quitándole la sensación de ser una carga para sus seres queridos, como suelen sentir muchos enfermos.
Aunque la dependencia está estrechamente ligada a la enfermedad de Parkinson, esta puede reducirse con ayuda de un tratamiento alternativo durante las primeras etapas, en las que el paciente sentirá una mayor autonomía.
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