“Los implantes me han hecho encontrarme bien conmigo misma, mejorando mi expresión facial y pudiendo reducir poco a poco la medicación”
Tras la recomendación de una catedrática de Frankfurt, fue la llamada a una paciente ya tratada, la señora Ingrid, lo que terminó de decidirme.
Consideré de gran utilidad el testimonio de esta paciente de referencia por lo que hoy quiero compartir con todos los interesados mi experiencia con el tratamiento:
En mi caso, al tener una rotura del brazo derecho fueron necesarias más agujas para una mejor cicatrización. Fueron un total de 108 implantes.
En las tres primeras semanas había mejorado mi aspecto físico, la movilidad del cuerpo y mi estado de ánimo era favorable. Esa mejoría era percibida con alegría por familiares y vecinos.
Hubo un momento en el que el efecto de mejora se paralizó. Sin embargo, la situación seguía siendo mejor que antes de la intervención.
Con motivo de mi positiva recuperación, empecé a reducir paulatinamente la medicación de Requip (medicamento antiparkinsoniano). Al cabo de unos meses, al notar cierta pérdida de movilidad, aumenté la dosis pero no dio buen resultado, como tampoco lo dio el nuevo fármaco antiparkinsoniano recetado por mi neurólogo, Amantadina, que no hizo sino empeorar más mi estado.
Así que me decidí a hablar con el centro y me comunicaron que una sobredosis de ese medicamento podía producir efectos secundarios. Reduje las tomas y comprobé que la disnea y el empeoramiento lo provocaba este último fármaco.
En resumen, los implantes me han hecho encontrarme bien conmigo misma, mejorando mi expresión facial y pudiendo reducir poco a poco la medicación. Mi estado general ha mejorado considerablemente y, lo más importante, la mayoría de los síntomas de la enfermedad se han paralizado.
Mi aspecto físico es mucho mejor y mi marido dice que nuestras conversaciones son más distendidas. Por todo ello estamos muy agradecidos al equipo.