Enfermedad de Alzheimer tratada con Aguja permanente
Tras una resonancia magnética, realizada en el año 2014 en Suiza, Peter recibió la noticia de su médico de cabecera: sufría la enfermedad de Alzheimer.
El resultado no le sorprendió pues los síntomas al respecto eran evidentes y estaban creciendo durante los últimos años.
Tenía entonces 72 años y, a pesar de los indicios, fue un pequeño shock para Peter y su mujer el hecho de confirmar la noticia.
Su sueño era trasladarse a México con la idea de trabajar en un hogar para niños desfavorecidos pero lo tuvo que abandonar rápido.
Pronto empeoró su estado mental y físico y ello acabó conviertiéndolo en un ser malhumorado, sin interés por nada… Las consecuencias de todo ello afectaban principalmente a su esposa.
Peter estaba atrapado en sí mismo y, a medida que avanzaban los días, la enfermedad de Alzheimer lo hacía también empeorando el habla y las tareas y hobbies diarios como cocinar.
Su vocabulario se redujo a “buenos días” y “buenas noches” y en su faceta culinaria olvidaba los ingredientes de sus recetas con facilidad.
Pero llego el día en que todo iba a cambiar. Vieron un reportaje en YouTube – Quer-denken.tv , una entrevista de Michael Vogt .
Hablaba del descubrimiento de la aguja permanente y sus positivos resultados frente a la enfermedad de Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas.
Lo que vieron y escucharon les sonó a magia. Por un lado, dudaban respecto a los resultados que se narraban pero, por otro lado, Peter sintió que no tenía nada que perder.
Fue su mujer quien concertó una cita, sacó un par de billetes de avión y emprendieron juntos el viaje a Valencia, sede principal de Centro de Medicina Neuro-regenerativa.
Tras el tratamiento de la aguja permanente en la enfermedad de Alzheimer
Los resultados fueron sensacionales. Peter y su mujer no daban crédito, la misma noche del día de la intervención se sentía una nueva persona.
Sabía claramente quién era y dónde estaba. Realmente notaba un antes y después. En el “antes” cuando se le preguntaba respecto a la fecha, día, mes u año, su única respuesta era un encogimiento de hombros o una sonrisa insegura.
En el “ahora”, sin embargo, notaba que tenía una visión general, se veía a sí mismo y a la situación. Era plenamente consciente de lo que hacía y podía tomar decisiones.
Al recuperar sus capacidades, lo que más valoró fue el poderse concentrar de nuevo, lo cual era impensable previamente a la implantación de las agujas.
Este hecho le permitió recuperar la lectura que era algo que le apasionaba.
Hoy, dos meses más tarde en México, mira atrás y no puede estar más que agradecido de haber hecho aquel viaje a Valencia. Esperanzas y promesas cumplidas llenan de alegría a este matrimonio que mira al futuro con ilusión.