Según evidencian numerosos estudios, la hipomimia facial en el Parkinson es uno de los síntomas más característicos de esta enfermedad. Su aparición revela la complejidad de los trastornos neuromotores que suelen sufrir los pacientes de esta afección crónica y progresiva. Las causas que desencadenan la hipomimia y su tratamiento son aún motivo de discusión entre la comunidad científica. Por ello,hoy en el Centro de Medicina Neuro-Regenerativa hablamos de ello con el objetivo de arrojar algo de luz al respecto.
¿Qué es la hipomimia facial?
Hipomimia facial es un concepto médico que se utiliza para referirse a la disminución o ausencia de expresión en el rostro. Se trata de una alteración psicomotora que afecta a los músculos de la cara. Este fenómeno puede estar presente en diferentes cuadros clínicos, como la depresión o la parálisis facial. No obstante, se ha observado una correlación directa entre la hipomimia y otros síntomas comunes entre los pacientes de Parkinson, como la rigidez y la bradicinesia o lentitud de movimiento.
Estas irregularidades motrices, por lo general, se manifiestan por primera vez en las extremidades. En estadios sucesivos, se estima que hasta un 70 % de las personas con enfermedad de Parkinson pierde expresividad facial. A primera vista, este problema, comparado con otros asociados a esta patología degenerativa, parece menor. Sin embargo, las consecuencias psicológicas pueden ser devastadoras. Conviene recordar la importancia de la comunicación no verbal para entender qué significa perder la capacidad de expresar emociones con el rostro.
De hecho, esta imposibilidad de transmitir sentimientos con muecas o gestos tiene serias repercusiones en los pacientes. Genera frustración, una tendencia al aislamiento y, en muchas ocasiones, depresión.
Sumado a lo anterior, otro de los marcadores clínicos de esta enfermedad es la dificultad para hablar y articular sonidos. El lenguaje de estos pacientes se empobrece y su habla pierde fluidez. A ello hay que añadir otro elemento que acentúa aún más la desconexión del enfermo con su entorno: su capacidad de reconocer emociones ajenas también se reduce. Sin duda, todos los factores que hemos mencionado inciden negativamente en la calidad de vida y conducen hacia un progresivo sentimiento de exclusión social.
¿Cómo se manifiesta la hipomimia en la cara?
Los primeros síntomas de la hipomimia suelen presentarse en fases relativamente tempranas de la enfermedad de Parkinson. Comienza con una sensación de leve rigidez en los músculos faciales, en particular, los bucolabiales, como el risorio y el buccinador, o el músculo orbicular de los ojos. A medida que la afección neurodegenerativa avanza, esta falta de elasticidad se intensifica y el rostro se vuelve cada vez más inexpresivo.
Se reduce la frecuencia del parpadeo y los ojos se abren más de lo normal. Asimismo, aparecen menos pronunciadas algunas arrugas de la cara, como las de la frente o el pliegue nasolabial. Además, la cavidad bucal tiende a permanecer entreabierta. Este cuadro da lugar a lo que se conoce como “cara de póker”, es decir, una expresión inmutable que no revela ninguna información sobre emociones y pensamientos.
En los casos más graves, este déficit provoca una ausencia absoluta de expresividad. Es lo que se denomina amimia. La cara se convierte en una especie de máscara, lo que afecta de forma negativa en la autopercepción del paciente y, por supuesto, en sus relaciones con otras personas. De este modo, los frecuentes cambios de humor del enfermo de Parkinson pueden pasar desapercibidos. Esto supone un desafío adicional, ya que obstaculiza la comprensión y la empatía por parte de familiares, amigos y cuidadores.
¿Es frecuente la parálisis facial en la enfermedad de Parkinson?
La parálisis facial o de Bell comparte muchos síntomas con la hipomimia del Parkinson, como la deformación del rostro, el babeo o la inexpresividad. Aunque estos dos trastornos guarden ciertas similitudes, su etiología, evolución y tratamiento son diferentes. Un gran número de enfermos de Parkinson sufre parálisis facial, pero esta, por si sola, no forma parte de las patologías neurodegenerativas. A menudo, se origina como reacción a una infección o a un accidente cerebrovascular y, en la mayoría de los casos, remite en poco tiempo. Por desgracia, no es posible afirmar lo mismo con respecto a las afecciones progresivas y degenerativas.
Las causas de la hipomimia en pacientes de Parkinson son múltiples y continúan generando debates entre los investigadores. Uno de los factores que más incide en la aparición de esta dolencia es la disfunción en las neuronas dopaminérgicas, aunque también se ha especulado con la posible influencia del componente genético.
En nuestro centro, hemos desarrollado un tratamiento alternativo e innovador que lleva años proporcionando excelentes resultados. Se trata de la implantología auricular. Este método individualizado se basa en la implantación de pequeñas agujas en puntos estratégicos del cartílago de la oreja. Los efectos de la hipomimia facial en el Parkinson pueden atenuarse. Esta terapia no invasiva ayuda a los pacientes a recuperar parte de su autonomía y de su expresividad, lo que se traduce en un beneficio significativo en su día a día.
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