El embarazo en el Parkinson es una de las cuestiones que, si uno no se ha iniciado en el conocimiento de esta enfermedad, más dudas pueden suscitar. Desde tenemos un especial interés en divulgar todo tipo de información acerca de la enfermedad de Parkinson (EP). En este sentido, la relación entre el Parkinson y, en general, la salud sexual femenina, no supone una excepción. A continuación, le contamos lo que la ciencia ha averiguado acerca de la vinculación entre la EP y las embarazadas. Hoy hablamos de ello en Centro de Medicina Neuro-Regenerativa. Preste atención.
¿Se puede quedar embarazada una mujer con Parkinson?
En primer lugar, hemos de ser rotundos respecto a esta pregunta. Efectivamente, una mujer que padezca EP puede quedarse embarazada. Existen numerosas evidencias relativas a que sufrir esta patología no ha imposibilitado la capacidad de gestación. El hecho de que se hayan realizado diversos estudios sobre la influencia del Parkinson en las mujeres embarazadas atestigua que no se trata de casos extraños.
Que padecer la EP pueda dificultar, que no impedir, quedarse embarazada dependería más del grado de las dificultades motoras y de la afectación de otros síntomas del cuadro del Parkinson, como una ansiedad que mermara las condiciones de fertilidad. No obstante, si una mujer con Parkinson no lograra quedarse embarazada, en ningún caso se podría acreditar que se trata de un efecto de esta enfermedad. Podría deberse a otros factores o una mezcla de ellos (entre los cuales, los perjuicios de la EP podrían tener una cierta incidencia a ponderar por los científicos).
Según la Parkinson´s Foundation, unas 400 mujeres menores de 50 años reciben anualmente un diagnóstico de Parkinson en Estados Unidos. Se ignora el número de ellas que se quedan embarazadas, pero sí resulta constatado que cada año se siguen observando y estudiando casos de mujeres con la EP cuyos embarazos son tratados en las clínicas públicas y privadas.
¿Es recomendable?
La respuesta a esta pregunta requiere de las máximas empatía y sensibilidad. La maternidad es un tema no solo personal, sino en el que también se pueden mezclar convicciones familiares, religiosas, etc. Por consiguiente, una vez acreditado que el embarazo con EP resulta viable, la decisión es de la potencial madre.
Pero, aparte de subrayar la autonomía de la mujer para la adopción de una decisión de esta relevancia, huelga señalar que vale la pena que esta deba ser tomada disponiendo de la mayor cantidad de información fidedigna posible. Por lo tanto, se trata de una decisión eminentemente personal, pero en la que también se entrecruzan razones éticas y científicas.
Nos referimos a que resulta fundamental que la candidata al embarazo consulte, antes de intentar quedarse encinta, con su ginecólogo y neurólogo de confianza. Si bien la Parkinson´s Foundation informa de una tasa más baja de aborto espontáneo en las mujeres con EP, sí se han comprobado empeoramientos en los cuadros del Parkinson.
No obstante, la misma fuente asegura que un 52 % de embarazadas con Parkinson no sufrieron un empeoramiento de la enfermedad. Nos faltarían, por otro lado, datos para averiguar si las causas de que los síntomas empeoraran se debieron a la incidencia del embarazo en la enfermedad o la evolución natural del cuadro de la patología.
Riesgos del embarazo con Parkinson
Los estudios que cita la Parkinson´s Foundation no garantizan una serie de consecuencias determinadas en los embarazos. Entre otras cuestiones, por el hecho de que el desarrollo y la evolución de la enfermedad difieren grandemente entre los casos particulares.
Por eso, cada paciente requerirá de un asesoramiento personalizado a la hora de plantearse si puede resultar peligroso exponerse a un embarazo. De la misma manera que hemos comentado que no existen evidencias concluyentes de que un embarazo pueda exacerbar un Parkinson, hemos reseñado que existe un porcentaje de embarazadas en las que se constataron complicaciones.
Ha de tener en cuenta que un embarazo conlleva una serie de trastornos de hormonas, además de físicos y mentales. Le ponemos algunos ejemplos de cómo pueden alterar el estado del enfermo. El estrés asociado a la gestación puede influir en la sintomatología motora de la EP.
Las náuseas que recurrentemente padecen las embarazadas, por su parte, tienen un efecto negativo sobre la efectividad de los medicamentos que consume un paciente de Parkinson. Se han reportado, en algunos casos, dificultades superiores respecto a la rapidez de los movimientos y al equilibrio. Finalmente, los trastornos del sueño también pueden aumentar en estos contextos.
En definitiva, el embarazo en el Parkinson supone una cuestión controvertida y que requiere, aparte de valorar la opinión personal, de un análisis exhaustivo de las condiciones de la candidata. Aprovechamos para sugerir la complementariedad de tratamientos alternativos como los de la implantología auricular, que le pueden ayudar a reducir los síntomas de esta enfermedad y aminorar el consumo de medicamentos.
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